Dulces de Navidad de aquí y de allá
Conoces los turrones, mazapanes y demás delicias españolas, pero ¿sabes cómo endulzan la Navidad en el resto del mundo?
En España lo tenemos claro. Triunfan el turrón —sobre todo el blanco, de Jijona, y el duro, de Alicante—, el mazapán y los polvorones, pero también están los pestiños andaluces, las hojaldrinas, las peladillas valencianas, los roscos de vino, los cordiales murcianos… Y suma y sigue. Eso sin olvidarnos del tradicional roscón de Reyes, que pone la guinda a los excesos navideños.
¿Son igual de golosos en otras partes del mundo? Pues va a ser que sí. Igual que aquí, la Navidad es familia, regalos, luces, compras… y dulces. En Portugal, sin ir más lejos, triunfan sus fritos tradicionales: las filhoses (tortas fritas), los sonhos (buñuelos de viento) y las rabanadas (torrijas). En la zona del Alentejo elaboran azevias navideñas rellenas de cabello de ángel o de grano. El roscón de Reyes, relleno de fruta escarchada o frutos secos, tampoco falta en los postres.
Entre nuestros otros vecinos, los franceses, el postre tradicional más popular es el bûche de Noël, o tronco de Navidad, típico de la Nochebuena. Es un pastel con forma de tronco enrollado —al estilo de nuestro brazo de gitano—, recubierto con chocolate, crema, mermelada o caramelo y adornado con motivos navideños.
En Holanda no hay Navidad sin pepernoten, pequeñas galletas elaboradas con jengibre, pimienta y distintas especias. La mayor parte se producen en Van Delft, la fábrica de pepernoten más grande y antigua de toda Holanda, donde cada año elaboran ¡más de tres mil millones de estas galletas! Este dulce viene a ser como el turrón para los españoles, así que puedes imaginarte la cantidad de variedades que hay, hasta 50 sabores, como jengibre, anís, canela, chocolate, yogur, manzana, tiramisú o caramelo.
En Austria y Alemania la cosa va de galletas. Entre los austriacos triunfan las galletas de Navidad del maestro pastelero Peter Zitta, y en Alemania las más populares y famosas son las lebkuchen de Nuremberg, elaboradas con jengibre y pimienta. Además, los alemanes tienen otro postre típico de Navidad: el christstollen, más conocido como stollen. Es un pan dulce relleno de fruta confitada y frutos secos, cubierto con azúcar glass. El más conocido es el de Dresde —en la ciudad y sus alrededores hay 130 panaderías y pastelerías que lo elaboran con su propia receta familiar—, que además lleva su particular sello de calidad.
A los noruegos también les gustan las galletas de jengibre —pepperkake— y el mazapán —julemarsipan—, sobre todo el que va cubierto de chocolate. La kransekake, la popular tarta de almendras en forma de cono piramidal que se come en todas las grandes ocasiones, tampoco puede faltar en Navidad.
Para los ingleses no hay Navidad sin su Christmas pudding, un bizcocho hecho con frutas, pasas, almendras, especias, chocolate y algún licor (normalmente brandy).
En América Latina los dulces típicos pasan por los buñuelos de México y Colombia, los prístinos de Ecuador, el pan de Pascua de Chile…
¿Y en Japón? Allí endulzan la Navidad con su kurisumasu keeki, una tarta de nata y fresas que se comen en Nochebuena. Poco navideño, ¿no? —excepto por los colores.
Y algo parecido hacen en Australia. Su tradicional pavlova lleva merengue, nata montada y frutas rojas.
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