Ilirios y celtas llevaron la vid a este territorio hace más de mil años. Los romanos la cultivaron, y desde aquella época los eslovenos han cuidado de ella.

Aparece hasta en el himno nacional, así que no cabe duda de que el vino ocupa un lugar especial en el corazón de los eslovenos, sobre todo en la ciudad de Maribor, donde se encuentra la vid más antigua del mundo (más de 400 años de antigüedad): Stara trta. Está justo en el centro de la ciudad y es, sin duda, uno de los lugares más visitados y fotografiados. Se puede visitar la casa levantada en su honor (Hisa Stare trte) y el museo que hay en la misma.

La tradición vitivinícola, arraigada desde hace varios siglos en Maribor, se palpa también en el antiguo barrio judío de la ciudad, donde se localizan algunas de las primeras enotecas de Europa;  así como en las innumerables bodegas de la zona, como Vinag (la mayor bodega en forma de túnel de toda Europa) o la histórica Meranovo (creada en el siglo XIX por el Archiduque Johann de Estiria, patrón viticultor de Estiria,).

Precisamente las bodegas son el lugar ideal para degustar excelentes vinos autóctonos blancos y tintos y otros de denominación de origen geográfico; algunas incluso conservan vinos de archivo (el archivo más importante se encuentra en la bodega Ptujska klet). En la región de Goriška brda encontramos los mejores tintos, mientras que en Štajerska se producen vinos blancos (semi-secos y dulces, al estilo de los vinos austriacos y alemanes). También hay especialidades regionales, espumosos e incluso un tipo de brandy llamado žganje.

Otra forma de descubrir todo el encanto del vino es a través de las numerosas rutas que recorren el país (hay más de 20) o alternando en las tradicionales gostilnas: tabernas tradicionales familiares que ofrecen, además de bebidas, un mínimo de tres platos típicos de la región.

Y como en toda buena tierra de caldos, no hay que olvidar la multitud de festividades orientadas al vino y todo lo que le rodea. El Día de Teran y Jamón Karst en Dutovlje na Krasu (a mediados de agosto), el Festival de Viñas Viejas de Maribor (desde finales de septiembre hasta principios de octubre) o el Día de San Martín, protector del vino (en noviembre), son solo algunas de ellas.

REGIONES PRODUCTORAS DE VINO

En Eslovenia hay tres regiones vinícolas principales (Podravje, Posavje y Primorje), subdivididas a su vez en otras más pequeñas en función de las características de los suelos o las condiciones climáticas.

En Podrajve, en la parte este del país, se aprecian los vinos blancos, dulces como el moscatel, y algunos vinos especiales de vendimias tardías. Diversos expertos internacionales sitúan esta comarca, concretamente la zona vitivinícola de Jeruzalem, entre el 3% de las tierras con mejor condición natural para la producción de vinos en todo el mundo; de esta zona es el exquisito Sipon, una variedad de vino local.

Hacia el sur de Eslovenia se extiende la región vitivinícola de Posavje, donde destaca el famoso vino cviček, un vino tinto suave, con una graduación alcohólica inferior y un característico sabor ácido que lo hace ideal para beber en verano. La región ofrece también otros vinos agradables, livianos, rosados y blancos con una marcada acidez y un suave aroma.

La parte oeste, en el litoral adriático, le corresponde a la soleada Primorska, que se jacta de sus excelentes vinos tintos, como refošk, merlot o cabernet. Con el tiempo también se está afianzando la presencia de los típicos vinos blancos, como la autóctona rebula, zelen o pinela, pero la estrella de la zona es el Teran, especialidad que hay que degustar acompañando al prsut, el jamón esloveno.