Baeza de tapas
Una ruta gastronómica por la ciudad jienense que nos pone en bandeja los platos más tradicionales y sofisticados de la región… en versión ‘mini’.
No hacía falta, pero en 2015 hay una razón más para querer viajar a Noruega: por quinta vez el país nórdico ha recibido el prestigioso premio Bocuse D’Or —es el segundo país que más veces ha ganado después de Francia, contando a día de hoy con 5 Bocuse De Oro, 2 Bocuse De Plata y 2 Bocuse De Bronce—. A sunaturaleza, glaciares, auroras boreales y sol de medianoche se suma este otro aliciente.
Sí, porque Noruega se ha convertido en todo un referente gastronómicoa nivel internacional, por las habilidades de sus chefs y por emplear una materia prima de calidad, autóctona y cultivada de forma sostenible. Así que, ¿por qué no conocer el país a través de su gastronomía?
Podemos empezar en Bergen, la perla de los fiordos noruegos y punto de partida perfecto para descubrir la naturaleza más pura de Noruega, y deleitarnos con los platos estrella de la región: el salmón y la trucha. Su famoso Mercado del Pescado, en el puerto, es una de las paradas turísticas obligadas y lugar inmejorable para probar todas las delicias del mar de Noruega: salmón en todas sus versiones, gambas, vieiras y hasta ¡carne de ballena!
Muy cerca de Bergen está el restaurante Bekkjarvik Gjestgiveri, del chef Ørjan Johannessen —representante noruego del Bocuse D’Or 2015.
Continuamos atravesando el majestuoso Fiordo de Hardanger, con sus orillas pobladas de coloridos árboles frutales, sobre todo manzanos. Hardanger es la región de mayor producción de sidra y zumos de manzana naturales en toda Noruega.
En Vik no podemos dejar de probar sus exquisitos quesos con toque picante, denominados gammalost y considerados para muchos autóctonos como la viagra natural. El gammalost casa a la perfección con el salmón marinado y unas patatas al estilo rural.
Cruzando el fiordo Sognefjord, conocido en España como el Fiordo de los Sueños, se encuentra Balestrand, uno de los pueblos más pintorescos de Noruega. Imprescindible parar en el Hotel Kviknes y pedir una mesa junto a la ventana con vistas al fiordo. El restaurante sirve una degustación de embutidos locales acompañados de hierbas y flores comestibles, seguido de rape y helado de bayas árticas como postre.
En Flåm no hay que perderse uno de los recorridos en tren más espectaculares de Noruega, el Flåmsbana, una de las líneas ferroviarias en vía normal con más pendiente del mundo. Durante sus 20 kilómetros de recorrido, se puede disfrutar de unas vistas únicas a lagos, granjas, montañas con picos nevados y cascadas, como la de Kjosfossen. El Hotel Stalheim es el mejor lugar para degustar la comida local.
Oslo, la capital, es visita obligada. En ella se ubican los restaurantes que suman las seis estrellas Michelín que posee Noruega: Maaemo, que consiguió sus dos estrellas solo catorce meses después de abrir sus puertas; Bagatelle, que funciona desde 1932 y recuperó en 2012 la estrella Michelin que ya había obtenido en el pasado; el restaurante Statholdergaarden, donde sus chefs crean todos los días un menú gastronómico de seis platos lleno de sorpresas elaborados con productos noruegos de temporada; o el restaurante Ylajali, dirigido por el chef Even Ramsvik, donde la comida se presenta como una experiencia completa e integral en forma de libro, con un prólogo, cuatro capítulos y un epílogo.
También en Oslo hay que pasar por el mercado, gourmet, eso sí. Se llama Mathallen y abrió en 2012. Treinta tiendas en las que, además de los mejores ingredientes noruegos, encontramos el mayor surtido de comida española, alemana, italiana, francesa y asiática de la ciudad.
Los festivales gastronómicos son otro reclamo, y Gladmat, el mayor festival de Escandinavia, es un claro ejemplo de ello. Se celebra en Stavanger —famosa por el Púlpito y por consolidarse con los años como la capital gastronómica del país, pues cuenta con el Instituto Gastronómico de Noruega y el Måltidets Hus, el centro nacional para los profesionales del sector de la hostelería— y reúne tanto a consumidores como productores de comida interesados en compartir unos días en los que la comida y la cocina son las protagonistas. Este año se celebrará del 22 al 25 de julio.
¿Y qué podemos a comer en nuestra visita? Varios son los productos insignia del país, entre ellos el bacalao, especialmente el skrei, el bacalao pata negra de Noruega y uno de los más exquisitos del mundo. Un pescado muy versátil en la cocina y muy apreciado por los gourmets por sus huevas, la lengua y el hígado.
De sobra conocido es el salmón noruego, al que se unen otros fantásticos ingredientes locales como el cangrejo real del Mar de Barents, el cordero ecológico de Lofoten—el smalahove, una cabeza de cordero salada (a veces ahumada), es una especialidad de la Noruega de los fiordos— o las sabrosas moras de los pantanos.
Hay tantos como citas gastronómicas a lo largo del año:
Temporada de skrei: búscalo en los menús de los restaurantes entre enero y marzo.
Festival del Vino de Stavanger: se celebra en abril en el barrio de Jæren de Stavanger durante 3 días. Festival de la Cereza: en junio en Hardanger.
Festival Gastronómico Trøndersk: Trondheim, julio.
Festival Gastronómico de Ålesund: a finales de agosto.
Festival del Marisco de Mandal: agosto.
Festival Internacional de Pescado Seco de Lofoten: Henningsvær, septiembre.
El Día de Fårikål: el día en que en toda Noruega se come el famoso estofado de col y cordero. El último jueves de septiembre.
Festival Matstreif: Oslo, en septiembre.
Festival del Cangrejo Real: Varanger, de finales de septiembre a principios de octubre.
Festival Rakfisk:pescado fermentado que se come crudo. Se celebra en Valdres, en noviembre.
Julebord: en todo el país los restaurantes sirven típica comida noruega navideña. Desde finales de noviembre a diciembre.
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Fotos: VisitNorway y Mar de Noruega.