De pan y vino se hace el Camino, y el vino de la Fuente de Irache sin duda sacia la sed de quienes peregrinan a Santiago.

Ni se trata de un juego de palabras ni de una forma de hablar. En plena ruta jacobea, a medio camino entre los municipios navarros de Estella-Lizarra y Ayegui, realmente existe una fuente que además de agua da vino. Fue construida por Bodegas Irache en 1991 en uno de los muros que da al Camino de Santiago y desde entonces se ha convertido en parada obligada —aunque solo sea por curiosidad— para los peregrinos sedientos que quieren reponer fuerzas y refrescar el paladar con un buen trago de caldo de uva. 

Pero, ¿por qué limitarse a echar un trago pudiendo llenar la bota? Quizás eso debieron pensar en algún momento quienes por allí pasaban y cataban el ligero vino —es lo que tiene ‘lo gratis’, que gusta mucho—. Solución: colocar en la propia fuente un mensaje muy pícaro que, al tiempo que mantiene la tradición de hospitalidad que recoge el Códice Calixtino de reponer el cuerpo y alegrar el alma de los caminantes “con buen pan y óptimo vino”,  da un tirón de orejas a los caminantes resabiados:

‘A beber sin abusar
te invitamos con agrado.
Para poder llevar,
el vino ha de ser comprado’

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Existe otra fuente de vino en el municipio canario de Fuencaliente, llenada en su día con unos 3.000 litros de tinto donado por la Bodega Llanovid de Teneguía. Eso sí, de esa es mejor no beber.