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Yemen: el sabor de las mil y una noches

Yemen: el sabor de las mil y una noches

Cuando uno llega a Yemen descubre la verdadera esencia de Oriente Medio. Cada región sorprende con sus delicias, con sus diferentes aromas, colores y sabores.

La variedad gastronómica de un país es todo un aliciente para el viajero. Es muy fácil dejarse seducir por el paisaje, la arquitectura, la historia, sus gentes… Y, cómo no, comer bien forma parte de cualquier viaje que se precie. Si eres de los que se pierden por la buena comida, Yemen te va a sorprender con recetas que van desde el pan recién horneado en fuego de leña, pasando por las carnes y pescados especiados o los postres elaborados con miel recién sacada del panal.

Paseando por las calles de Sana’a, la capital, el olfato te conducirá de un rincón a otro en busca de tan particulares olores. Un plato típico para abrir apetito es el “assett:  cereales cocinados a fuego lento y servidos en un cuenco especial llamado “magla”  que tiene un agujero en medio para añadir caldo de carne o miel, dependiendo del gusto y el momento, y  que se puede acompañar con el pan recién horneado al estilo tradicional. Si te gusta la carne te gustará el “salta, el plato nacional, un guiso a base de carne, patatas, legumbres y especias variadas, como fenogreco, una planta típica del sudoeste asiático, pimienta, clavo, azafrán, nuez moscada, canela y cilantro.

Caminando por la ciudad amurallada de Taiz, puedes perderte por su zoco y probar el auténtico queso ahumado mientras curioseas por las  múltiples platerías. O bien, degustar los platos típicos de la zona contemplando las vistas de Jabel Saber, que se sitúa a más de tres mil metros de altura. Una estampa que te dejará sin palabras.

La costa de Yemen también aporta su granito de arena a la cocina. Un rico pescado local recién salido del mar y cocinado en horno de leña o a la parrilla con especias y picante es una opción muy tentadora para los paladares más exigentes. O puedes probar el “lukham”, sardinas secadas en las anclas de los barcos; es la comida favorita de los costeños y de los lugareños de Hadramaut,  que le añaden salsa de tomate picante. Otra variedad es el “salona, pescado fresco cocinado con ajo y pimientos verdes, muy popular en Hodeidah. Seguro que querrás repetir y repetir.

Todos los platos van siempre acompañados del sabroso pan yemení, que se sirve siempre caliente y, según la variedad, puede ser más o menos picante.

Y como no hay una buena comida que no termine con un buen postre, atrévete con el “shafout”, una masa de maíz y leche, o con el “lahwouh, al que se le añade yogur natural poco antes de servirlo. Otro postre suculento es el “kunafa”, hecho de huevos, leche y queso. Si quieres algo más “ligero”, puedes decantarte por los plátanos bañados en uno de los productos típicos de Yemen, la miel, que sigue estando considerada como una de las mejores del mundo por su ancestral forma de elaboración. Este postre se llama “fattah”.

Con el postre viene el café, un símbolo de hospitalidad, así que si te invitan a tomarlo, no lo rechaces, pues sería un gesto descortés. Actualmente el café al estilo arábigo ogahwa está hecho con cardamomo, azafrán y a veces agua de rosas, pero tranquilo, también existen cafés más suaves como el “qishr, elaborado al estilo yemení, con canela y jengibre. El té, llamado “shay”, se sirve en tazas pequeñas y, en ocasiones, acompañado de menta.

Déjate llevar por la gastronomía yemení y tu paladar se adentrará en una cultura milenaria poseedora de leyendas culinarias que te harán retroceder en el tiempo y disfrutar de las mil y una noches.

 

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