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Benidorm: pistas gastronómicas

Benidorm: pistas gastronómicas

Un restaurante americano, un bar de tapas low cost, una enoteca, una tienda de tés… Nos comemos Benidorm a bocados.

Primavera, verano, otoño o invierno. No importa cuál sea la estación del año. Benidorm es uno de esos destinos a los que se puede ir en cualquier época. Gusta a jóvenes y mayores, a nacionales y extranjeros, a quien busca viajes activos y a quien  se va de vacaciones para descansar. ¿El secreto? Hay de todo para todos. La oferta de ocio es tan amplia que cubre todas las expectativas: playa, deporte, ocio nocturno, parques temáticos, bienestar, compras… El que no quiere, no se aburre; y quien quiere desconectar también puede hacerlo (en calas desiertas, paseando en kayak, caminando en plena naturaleza…).

Me encantaría descubrirte todo lo que Benidorm puede ofrecerte, pero ya sabes que me gusta centrarme en aquello que alegra el paladar. Vamos a darnos un paseíto gastronómico por la ciudad alicantina.

Nos quedamos en la zona de Levante, en el casco antiguo y alrededores. Aquí la oferta gastronómica, tanto para comer como para tomar una copa, es enorme. Desde los restaurantes del puerto, pasando por los bares de pintxos de la zona vasca (Calle de Santo Domingo) o la popular Mejillonera de la “calle del coño” (Passeig de la Carretera) —siempre se llena, aunque la calidad ya no es lo que era—, hay barras para todos los gustos y bolsillos. Las terrazas del rincón del paseo marítimo y las de la peatonalizada alameda que sube al castillo (Alameda del Alcalde Pedro Zaragoza Orts) son perfectas para disfrutar de una copa. No te pierdas el nuevo Gins & Tonics Cocktails Bar, especializado en ginebras.

Nuevo es también el Peggy Sue´s, el único que hay en Benidorm (Avda. de Ruzafa, 11). Abrió en enero y no le falta público. Probamos la limonada rosa —a juego con la deco del local— y nos encantaron los Nachos con queso cheddar, sour cream y Guacasalsa, los crujientes Chicken fingers con Honey mustard y el riquísimo Brownie con helado de vainilla. De diez el servicio —Javi y Elisa, la dueña, son encantadores.

Cruzando la calle, en el Rincón Español, está Cadillac, perfecto para un aperitivo low cost. Su fórmula es “corto + tapa = 1 €”. Barato y perfecto para llenar el estómago, pero no esperes maravillas. Eso sí, tienen más de 50 tapas para elegir: salchibravas, calamares, burritos, pinchos morunos, morcilla, paella… (el corto incluye cava, tinto, cerveza o agua). Siempre está a reventar.

Tapas en Cadillac y botellas de vino de Open Wine

La Taberna Andaluza —cerca del Hotel Madeira— merece una paradita. El negocio es de dos hermanos: Alejandro, jefe de cocina, y Pablo, el alma del restaurante. Siempre está a tope y su cocina lo merece. Nuestra cena fue muy de mar: Chipirones a la plancha, Cazón en adobo —muy muy bueno—, Chopitos y Tortillitas de camarones —para mi gusto un poco grasientas—. En la carta también puedes encontrar Huevos rotos con prueba de matanza, Lagrimitas de pollo, Ensalada cordobesa —con tomate, ibérico y queso en taquitos—, Gambas de Huelva o Pulpo a la andaluza —no lo probamos pero nos dijeron que lo sirven salteado y con salsa.

Para los amantes del vino también hay un nuevo local de referencia: Open Wine. Enoteca Benidorm (C/Antonio Ramos Carratalá, 17), un lugar ideal para disfrutar de vinos por copas —disponen de varios catadores automáticos—, solos o acompañados de algo para picar —patés, jamón de pato, embutidos…—. También organizan visitas a bodegas, catas dirigidas y venden accesorios tipo abrebotellas, fundas enfriadoras, antigoteo…

Y terminamos con dos tiendas que nos llamaron la atención en la calle Tomás Ortuño, números 29 y 38: una tienda de tés y un espacio de cocina, repostería y demostración. La Alacena Blanca nos conquistó por su escaparate y cuando entramos la sensación fue la de conocer a su dueña, Pilar, de toda la vida. ¡Cuánta amabilidad y cercanía! Ex peluquera, apasionada de la cocina y con mucho gusto en todo lo que hace —para muestra el estilo que le ha dado a la tienda, todo obra suya—. ¡Nos conquistó! Amores aparte, ¿qué te vas a encontrar? Mucha cosa bonita y menaje de repostería y cocina de primeras marcas. Además, la tienda posee un espacio destinado a demostraciones en el que se irán impartiendo distintos talleres.

Mariví y su Jardín de Té también merecen una visita. La tienda lleva seis años abierta y cautiva nada más poner un pie en su interior. Música relajante, una coqueta mesa de té y estanterías que exhiben bonitas tazas, teteras y utensilios varios para disfrutar de tu tea time. Eso y más de 114 tipos de tés: de fresa y kiwi, de sandía, de canela y mandarina, té negro pakistaní, té turco de manzana, Gyokuro (Japón), Chun Mee (China)… Lo curioso es que Mariví ni era de tés ni soportaba las infusiones y hoy tiene su propia experta y asesora encantada a todo el que se acerca, conocedor o novato. Y todo gracias a un té moruno que le ofrecieron en un restaurante árabe. C’est la vie.

Detalles de La Alacena Blanca y el Jardín de Té

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