Tiene una apariencia exótica y un sabor delicado pero esconde un secreto que no te imaginas…

Se llama ackee y, a pesar de ser la fruta nacional y un ingrediente básico del “ackee and saltfish” (plato nacional a base de bacalao desmigado con ackee), lo cierto es que no es un fruto autóctono de Jamaica.

El ackee procede de África y fue el capitán Bligh quien la llevó a la isla allá por 1793 como alimento para los esclavos. Desde entonces crece de forma extensiva y se ha convertido en parte de la dieta diaria.

La particularidad de esta fruta está en su madurez: cuando está madura puede comerse de forma segura y tiene un sabor y una textura deliciosos, parecidos a los de unos huevos revueltos; sin embargo, mucho cuidado con comerla “verde” porque su toxicidad puede ser mortal. Para comerla sin sustos hay que esperar a que esté abierta y bien secada al sol.

En Jamaica suele cocinarse con cebollas, tomates, curry y arroz, o incluirse en guisos de carne de vaca o cerdo.