Untada sobre tostadas, en aliños, como ingrediente de postres, para endulzar el té… Los usos gastronómicos de la miel son muchos y hay muchas mieles entre las que elegir.

De acacia, de azahar, de castaño, de encina, de espliego, milflores, de eucalipto, de tilo, de  brezo, de romero, de bosque… hay muchas variedades y cada una tiene sus propiedades. Lo que no varía es la forma de elaboración: las abejas —esas trabajadoras incansables que provocan más rechazo que ternura— llevan miles de años produciendo miel y siguen haciéndolo del mismo modo. A su ritmo, sin prisa pero sin pausa.

En este y posteriores artículos descubriremos cinco mieles singulares, con aromas y sabores sorprendentes, de orígenes florales poco habituales y procedencia geográfica remota. Todas ellas comercializadas por Bee Honey a través de cooperativas que producen bajo los criterios del Comercio Justo o bien elaboran sus mieles en el marco de proyectos de desarrollo rural.

Al final habrá sorpresa y, con un poco de suerte, podrás llevártelas a casa.

MIEL DE AZAHAR BEE HONEY

Comenzamos nuestra serie con una miel en crema de procedencia mexicana, cosechada exclusivamente en las regiones costeras del Golfo de México, donde abundan las plantaciones de naranjos. ¿Y por qué cruzar el charco si en la región mediterránea existe abundante miel de azahar? Pues porque la brisa oceánica proporciona un aroma característico —fácil de apreciar en una cata comparativa de ambas mieles—.

Su color es claro, ámbar, y el olor floral y afrutado, procedente del aroma propio de la naranja.

Su cremosidad es muy apreciada por su facilidad para ser untada, aunque no solo es ideal para comer sobre pan con mantequilla. Puede usarse en infusiones, frutas frescas y macedonias, con quesos frescos y con helado.

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