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El Museo de la Patata Frita

El Museo de la Patata Frita

Nos encantan porque son crujientes y las compañeras perfectas para muchos platos. Lo que no sabíamos es que hubiese un museo dedicado a ellas, pero sí, solo hay uno en todo el mundo y está en Bélgica.

Tratándose de Bélgica, quizás hayas oído hablar más de su chocolate o de los mejillones belgas que de sus patatas fritas, pero te aseguramos que estas son tan típicas y famosas como los otros dos.

Las patatas fritas nacen en Bélgica, y solo allí son capaces de conseguir su peculiarmente tierna consistencia interior y crujiente aspecto exterior. ¿Cómo lo hacen? Con una doble fritura: la primera en aceite templado y la segunda en aceite muy caliente.

A pesar de que en cualquier ciudad flamenca encontrarás puestos callejeros de patatas fritas servidas con mahonesa, hay un lugar en el que las patatas fritas son de auténtico lujo: Chez Vincent, en Brujas, donde presumen de usar solo aceites vegetales e ingredientes de primerísima calidad para elaborar su receta secreta.

Y después de haberlas probado, es hora de aprender más sobre ellas. ¿Dónde? En el Frietmuseum de Brujas, el primer y único museo del mundo dedicado a la patata frita. Está situado en uno de los edificios más antiguos de la ciudad y es el lugar perfecto para descubrir todo lo referente a este tubérculo: orígenes, el secreto de una buena patata frita, arte inspirado en la patata frita… En la cafetería del museo también podrás probarlas.

LAS POPULARES CHIPS SON OTRA HISTORIA

Las patatas fritas que solemos tomar como aperitivo (las chips) nada tienen que ver con las patatas de las que hablábamos, las que acompañan los platos. La historia de estas otras es bien distinta.

Tenemos que remontarnos al año 1853 y a un restaurante de la ciudad de Nueva York llamado Saratoga Springs. Fue el chef de dicho restaurante, George Crum, cansado de que un cliente le devolviera las patatas fritas una y otra vez por no ser lo suficientemente crujientes, quien decidió cortarlas tan excesivamente finas que no pudieran pincharse con el tenedor; las frió en aceite my caliente y las aderezó con sal. El resultado fue un éxito y en 1920 se inventó la primera máquina mondadora de patatas tal como las conocemos hoy. Pero esa, como decimos, es otra historia…

 

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