Te encantará su diseño y te conquistará su cocina. Querrás ir a conocerlo seguro.

Nunca digo que no a comer en un restaurante gallego, y Montes de Galicia lleva abierto casi veinte años, así que ya estaba tardando en ir a conocerlo. Además, acaban de renovar el espacio por completo —la reforma es obra del estudio de interiorismo Denys&von Arend— y le han dado una vuelta a la carta. Era ahora o nunca.

Reconozco que podría haber pasado por la puerta y no percatarme de su existencia. La zona no es lo que se dice de lo más comercial para un restaurante, y la fachada es tan discreta que, si no lo buscas, no llama la atención. Pero cuando pones un pie dentro…

El diseño interior sencillamente me encantó. Las zonas de barra y restaurante están perfectamente separadas, pero el conjunto es el de un espacio completamente abierto y superluminoso, con un aire urbano y cosmopolita de lo más acogedor. Las plantas, los jardines  acristalados, las cerámicas en blanco y azul, el ladrillo, el negro de las estructuras de hierro… El interiorismo no puede ser más acertado. Un ambiente perfecto para una comida con amigos, una cena familiar, un encuentro de trabajo…

Tras esa buenísima primera impresión, viene lo mejor: descubrir la cocina de Montes de Galicia. Y no defrauda: muy buen producto —los pescados y mariscos proceden de aguas gallegas— y recetas gallegas de siempre a las que el chef Josevi Méndez da un toque personal y más creativo.

Para probar un poco de todo, lo ideal es pedir variado y compartir. Nosotros empezamos con las ‘Delicias de queso de cabra, foie y manzana caramelizada sobre un crujiente de hojaldre’, un bocado fino, pero tiene que gustarte el queso, porque se nota; la ‘Empanada casera de sardinas’, que resultó estar muy jugosa, y el ‘Foie al Pedro Ximenez con uvas pasas’, del que habría repetido con los ojos cerrados.

No podíamos dejar de probar dos clásicos de la cocina gallega: los mejillones y el pulpo. En el caso de los mejillones, los sirven ‘al cava con un toque de hierbas’ y llegan a la mesa en una bolsa de plástico cerrada que abren delante del cliente; algo distinto que tiene su aquél. El ‘Pulpo a feira’ tampoco defrauda, en su punto —aunque tradicionalmente no lleva patatas, en Montes de Galicia sí las ponen.

También me parecieron deliciosos los ‘Tacos de merluza rebozados en tempura de cerveza de trigo’, que van acompañados de espinacas salteadas y una salsa de piquillos que quita el sentido. Si eres de poco comer, con unos entrantes y un principal suave como este te quedas muy bien.

Nosotros, sin embargo, no quisimos irnos sin probar alguna carne. Nos recomendaron la ‘Pluma ibérica con tomate especiado, caviar de berenjena y queso de cabra caramelizado con salsa teriyaki’. Jugosa, en su punto, con contraste de sabores. Otro plato que me gustó.

De postres no soy mucho, pero también probamos dos: la ‘Filloa gallega rellena de crema de queso y miel’ y la ‘Tarta de queso gallego con confitura casera de fruta de la pasión’ —la base es de galleta Oreo y es una mezcla entre la tarta de queso gallega y el cheese cake—. Aunque las dos estaban muy muy buenas, si tengo que elegir reconozco que soy más de tarta de queso, y la de Montes de Galicia tiene un toque especial.

Acompañamos la comida con un albariño, pero su bodega cuenta con más de cien referencias internacionales para elegir.

La verdad es que todos los platos que nos sirvieron estaban muy buenos, a ninguno le pondría un pero. Me gustó el sitio y me gustó su cocina, así que estoy deseando volver, y sé con quién va a ser…

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Restaurante Montes de Galicia

 C/ Azcona, 46. Madrid / Reservas: 913552786 y 913614933 / Precio medio: 35 € / http://losmontesdegalicia.com

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Por Yolanda Delgado